Apenas recién iniciado el Tiempo litúrgico de la Cuaresma, la Iglesia particular de Osma-Soria (unida, entre otras, a la de Toledo) recuerda a uno de sus hijos más preclaros: el beato Ciriaco María Sancha y Hervás. En este día, 25 de febrero, el Seminario diocesano “Santo Domingo de Guzmán” ha celebrado la Santa Misa en memoria del beato Obispo; el Rector del Centro, Gabriel-Ángel Rodríguez Millán, ha presidido la celebración. Junto a él han concelebrado el Formador y el Director espiritual, Rubén Tejedor Montón y José Sala Pérez, respectivamente.

El 11 de enero del año 2011, el Prefecto de la Congregación vaticana del Culto divino y de la disciplina de los Sacramentos, el Cardenal Antonio Cañizares Llovera, firmaba el Decreto por el que se autorizaba a incluir dentro del Calendario litúrgico propio de la Diócesis oxomense-soriana la Memoria litúrgica del beato Cardenal Sancha.

El Cardenal Sancha y Hervás fue beatificado en Toledo en octubre del 2010 y en aquella solemne Celebración se hizo pública la fecha en la que el Santo Padre autorizaba la celebración de su Memoria, el 25 de febrero.

Para la celebración de esta Memoria litúrgica, la Delegación de liturgia y espiritualidad, juntamente con la Vicaría General de la Diócesis, publicaron el año pasado los materiales propios (el propio de la Santa Misa y el propio del rezo de las Horas)

Hay que recordar que el Cardenal Ciriaco María Sancha y Hervás, “padre de los pobres”, fue beatificado el domingo 18 de octubre del año 2009 en Toledo en una ceremonia presidida por el prefecto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, Mons. Angelo Amato, quien, en representación del Papa Benedicto XVI, ofició el solemne Rito, asegurando en su homilía que el beato era una “auténtica obra de arte de la gracia divina”. Una obra de la gracia que comenzó a forjarse entre los muros del Seminario diocesano “Santo Domingo de Guzmán” donde el joven Ciriaco Sancha cursó sus estudios.

Tras su paso por el Seminario oxomense, su fidelidad a la Iglesia, su amor al Papa, su profunda vida cristiana que se manifestaba en su ardiente caridad, le granjearon el aprecio de la Sede Apostólica que se fijó en él para nombrarle, sucesivamente, Obispo auxiliar de Toledo, Obispo de Ávila, Arzobispo electo de Santiago (Sede de la que no llegaría a tomar posesión), Obispo de Madrid-Alcalá, Arzobispo de Valencia (época en la que recibió de León XIII el cardenalato) y, finalmente, Arzobispo primado de Toledo, ciudad en la que murió el 25 de febrero de 1909.