El 20 de junio los seminaristas iniciaron sus vacaciones de verano. Tras la misa de final de curso, regresaron a sus casas para un merecido descanso. Un mes más tarde volvieron al Seminario para participar en la convivencia de verano que tiene lugar todos los años y a la que también asisten los nuevos seminaristas que se incorporan el curso siguiente. Como es habitual, fueron días de revisión, oración y naturaleza. A comienzos de septiembre tuvieron lugar los exámenes de recuperación para los alumnos que suspendieron alguna asignatura en junio.

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